miércoles, 1 de octubre de 2008

Escocia, día 3


Pues nada, ya estábamos en las islas Orkney. Y aquí si que había cosas que ver, pero vamos, a patadas.

Simplemente nada más salir del pueblo ya teníamos lo primero que ver: barcos hundidos de la segunda guerra mundial. Resulta que en las islas Orkney había una gran base naval, y claro, como que fue atacada varias veces. Por lo visto, atacada con éxito al menos una vez, en la que los u-bot se metieron hasta la cocina. No les quedó sino cerrar caminos y unir islas con diques hechos por prisioneros italianos, a los que tenían en un campo de concentración de las islas.

La primera parada en la que andamos un poco fue en el Brough of Deerness, unas pequeñas ruinas de un posible templo en el borde de los acantilados. Vistas espectaculares, un conejo correteando por las ruinas y más historias de esta zona por parte del guía.



De ahí, fuimos a la civilización, a la ciudad más grande de las islas: Kirkwall. El guía nos dejó solos, diciendonos los trucos para conseguir internete gratis y baños en los que no pagar. Debo decir que encontré unos baños mejores que los que el decía, que quedaban algo apartados. De internete prescindí, puedo estar unos días desconectado, por lo visto.

Recorrí la catedral, pequeña, acogedora y con una mezcla de estilos considerable, y luego pasé un poco por el museo, antes de darme una vueltecilla por la calle principal y ver las tiendas. La verdad es que tenían más nivel del esperado para un sitio tan apartado del mundo con 22000 habitantes. Había unos muñecos muy interesantes, ciertamente. Lástima no tener más sitio ni que fueran más baratos.



En Kirkwall se juega uno de esos deportes que luego salen en la tele. En Navidad y año nuevo, medio pueblo juega contra otro medio un juego sencillo, llevar una pelota al otro lado del pueblo. Y ahí acaban las reglas.

De la civilización fuimos a un poblado neolítico en un estado de conservación espectacular. Se había quedado cubierto por la arena y la vegetación, y eso permitió que cuando una tormenta lo reveló, estuviera casi intacto. Además, tiene un nombre mítico: Skara Brae. Los que recuerden ese nombre con nostalgia, que levanten la mano... ( qué gran juego el Ultima VII ). Se puede caminar alrededor del poblado, y meterse en una casita réplica que tienen construida. Muy bien cuidado, sin duda, de lo mejor de todo el viaje.



La visita incluía una visita a una casa victoriana que no tenía mayor historia.

De allí, a ver círculos de piedras. Algún día descubriremos como lograban mover esas piedras hace miles de años, cuando ahora seríamos incapaces sin recurrir a grúas y camiones. Y también para que servían, porque ahora no podemos hacer sino inventarnos teorías, a cual más extraña.




Ya casi de vuelta, hicimos una parada en una de las paradas más curiosas, la capilla italiana. Los prisioneros del campo de concentración por lo visto no fueron muy mal tratados, así que aprovecharon los restos de lo que encontraron construyendo diques y demás, y montaron una capillita que aunque no tuviera esa historia tan particular sería digna de ser vista. Tuvimos suerte, que llegamos casi cuando la cerraban.

De cena, barbacoa, preparada por los tres chicos que estábamos. Curioso, porque lo hicimos en unas barbacoas de usar y tirar que no estaban nada mal y se portaron mejor de lo esperado. Como siempre pasa, toneladas de carne y más restos de los que debieran. Menos mal que por la noche nos fuimos al pub a descargar algo de la grasa y cambiarla por alcohol en diversas formas. Dos whiskys cayeron, que no estaban mal. Pasé al ron, que es una vergüenza tomarse un shot de ron con limonada, que no sabe a nada. Después del segundo, me pasé al breezer, que al menos salía mejor de precio. En el billar creo que gané una partida, pero la verdad es que se notaba que había algunos que habían jugado pero que muy mucho. Había un lugareño que era una máquina. Además, llevaba una chaqueta del Madrid, que me contó consiguió en la cárcel. Una curiosa historia, sin duda...

Y con eso acabó nuestro tercer día, el segundo que dormimos en las islas Orkney. Un gran día, sin duda. Tercer día sin lluvia, hecho destacable.

1 comentario:

E.C.M. dijo...

Está claro que en el movimiento de piedras ciclópeas está implicado de una u otra manera el Dragón(ahí va mi teoría, que es al menos tan válida como la de los extraterrestres, dioses, sabios y big foots).
Y como observación, nadie que hubiera estado en la cárcel en esas latitudes llevaría una chaqueta del Atleti... seguro que no... ni carcelario ni no carcelario...

Ah, otra cosa, Forza Atleti.