domingo, 7 de junio de 2009

Tres deseos

Limpié ese extraño objeto que había en el desván, y apareció el genio de la lámpara. Era distinto a lo que hubiera esperado, pero de eso la culpa era de Disney, no suya. "tres deseos tienes, elige bien". Nada más, ni coreografías, ni canciones, ni música, ni juegos malabares. Hierático, en el centro de la habitación, siguiendome con la mirada mientras decidía las tres cosas que más deseaba en la vida.

¿ Qué quería que se cumpliese ? Quería un coche, una casa, un trabajo mejor. Quería recorrer el mundo, leer todos los libros, contemplar todas las grandes obras de la humanidad. Quería aprender todos los idiomas, entender todas las culturas, conocer la historia de todos los países.

Quería volver a estar contigo.

No podía pedirle eso al genio. Sí, podría usar un deseo, o los tres, en pedirle que te reconciliaras conmigo. Que olvidaras lo que te había hecho y que todo volviera a ser como era. La vida volvería a ser mágica, nunca mejor dicho, seríamos felices, el sol apartaría las nubes a nuestro paso y los animalitos aplaudirían al vernos, pero sería todo falso. Estaría construido sobre una gran mentira. No habría cimientos que sustentaran nuestro castillo dorado. 

Es frustrante tener delante la posibilidad de convertir cualquier deseo en realidad y darte cuenta que lo único que puede hacerte feliz no puede conseguirse.

Hice lo único que podía hacer: pedí al genio papel en mi primer deseo y un bolígrafo en el segundo. Escribí, doblé el papel, se lo di al genio, y empleé mi tercer deseo en que dejara esa nota en tu habitación.

Desapareció mientras cogía el papel, y con él, la lámpara. Se fue, y me quedé pensando en lo que había desaprovechado. Y no, no estaban en mi mente precisamente esos tres deseos.

( Un día, al despertar, verías un papel en tu cuarto que no te sonaba. "Se feliz" era todo lo que ponía dentro. Reconocerías mi letra. Supondrías que era algo viejo, de otro momento. Espero que pensaras, al menos por un instante, que eso era de verdad lo que sentía. )

Pude haber deseado olvidarte. No, realmente no pude.

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