sábado, 14 de febrero de 2009

San Valentín

Te mandé una postal de San Valentín escrita en el ala de una gaviota. Debió perderse o irse al mar. Algún día alguien la encontrará y se preguntará quien era el idiota que escribía los peores versos del mundo y quien tuvo la suerte de no recibirlos nunca.

Mi cama sigue siendo demasiado amplia. Tu hueco, demasiado grande. El edredón me cobija y nadie tira de él, lo que hace que en vez de arroparme, me agobie y me entierre cada noche y cada día. En mis sueños sigue habiendo un vacío que es el tuyo, pero soy incapaz de meterte de nuevo en ellos. Se que falta tu piel, se que falta tu tacto, se que falta el sonido de tus pies descalzos buscando un vaso de agua de madrugada, se que falta tu risa, a veces absurda, a veces preclara. Se que mi sueño es una carencia continua, y que la única forma de completarlo es aceptar que tú, solo tú, nadie más que tú, puede dar color a sus rincones y sentido a cada fotograma.

Quiero besarte como aquella noche que tú ya no recuerdas. Volver a sostenerte en mis brazos y sentir alegría, gozo, sorpresa, pasión, y dejarme llevar donde tu quieras llevarme. Hacer que alrededor todo siga o todo se pare, pero que nos de igual, porque sólo quedemos los dos, de nuevo, allí parados, en mitad de la calle donde una vez perdimos el miedo, la vergüenza y el pasado.

Sí, hoy es San Valentín, y lo detesto. Aborrezco la comercialización de los sentimientos, el poner precio a las palabras y a las emociones. Me enervo al ver los menús, los colgantes en forma de corazón con palabras vacías y te quieros comprados por kilos en mercados del extrarradio. Odio la gente que lo celebra, como si el amor fuera una tarea marcada en un calendario: comprar fruta, ir a la peluquería, ir a clases de baile, amar. El amor es lo que no se puede explicar, es olvidarse de uno mismo sin el otro, diluirse, mezclarse, combinarse como la caipirinha. Nadie bebe cachaça a palo seco ni muerde limas. Y nadie malgasta su tiempo escribiendo, con un bolígrafo que te cogí del bolso hace dos meses, poemas de amor que nadie entenderá nunca en el ala derecha de una gaviota.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no te preocupes...Sí que me llegó la postal,jeje!!!

Anónimo dijo...

Yo sí muerdo limas... y lo otro no porque no sé lo que es...
Una toñita te hacía falta, voto a tal...
I.