churros. Once horas de pradera, once. Madrileños ejemplares que somos,
oiga. Ha estado muy chulo, la verdad. Un día tranquilo, pero con
conversaciones graciosas, y tiempo bien empleado. Se agradecen estos
días, sí.
Como observación del día, los refranes tienen sabiduría infinita. Hoy
acaba de ganar "ver la mota en el ojo ajeno y no la viga en el
propio".
Y el resto de lo que iba a escribir, se pierde en el olvido.
Besos... No hace falta que diga para quien...
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