Hace tiempo leí una teoría que decía que el sueño era una especie de entrenamiento. El cerebro se inventaba escenarios ante los que nos iba enfrentando, para que si en algún momento nos encontrábamos, supiéramos reaccionar.
Supongo que la mayoría de las veces esos escenarios son situaciones positivas, de ahí que los llamemos sueños, o, al menos, no nos perturban tanto como para despertarnos y que los recordemos. Si son entrenamientos, son entrenamientos suaves, sin huellas perceptibles.
Los días especiales, como ha sido hoy, son días en los que quieres despertarte, y no puedes, sigues viendo el sueño, no te gusta lo que ves, pero no puedes ponerle fin. No llega a pesadilla, no llega a ser angustioso, pero es desagradable, incómodo. Y cuando acaba el sueño y la mente decide devolverte el control, despiertas, y puedes recrear las sensaciones, los sentimientos. Y no paras de darle vueltas una y otra vez, continuamente.
Hay sueños que no te permiten descansar y que, pensados friamente, no sabes porqué a veces vuelven a rondar ciertas ideas por la cabeza. Intrigante, ciertamente intrigante.
Con la de motivos en los que soñar que me harían despertarme sonriendo... En fin, tendré que encontrar por algún sitio, igual que tengo el libro de "la vida, instrucciones de uso", unas instrucciones para los sueños y los despertares.
Besitos, hoy, especialmente, para ti.
1 comentario:
En mis instrucciones ponía:
1)Abrir por la línea de puntos.
2)Tirar a la basura... que será mejor.
Ese libraco, que rule... en una temporada.
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