Y he empezado a hacerlo con el coche, dado que he estado veinte minutos dando vueltas intentando encontrar la calle del hotel. Veinte minutos en los que, aparte de desesperarme, me ha faltado el pelo de un calvo para tener un accidente. O un francés se ha comido un semáforo, o me lo he comido yo. El caso es que menos mal que los frenos de mi coche se han portado... Precioso.
He conseguido encontrar el hotel, dejar las cosas y, oh, maravilla, eran las diez de la mañana. Teniendo en cuenta que no debería acostarme antes de las diez de la noche, eso me daba mucho tiempo ( también sabiendo que a partir de las cuatro de la tarde el bajón del cansancio no me lo iba a quitar nadie ). Posibles opciones: Louvre, Sacre Coeur, Pompidou, La Cite. El Louvre me hubiera requerido estar con una atención algo más fresca de la que llevaba, la Cite igual, no iba a divertirme tanto como en plenitud de facultades. Para el Sacre Coeur el día estaba algo feo ( aunque ha mejorado luego ) y además no llevaba cámara de fotos. Así que casi por eliminación al Pompidou, a seguir con la racha de museos de arte moderno recientes y aprovechar para ver la tan comentada exposición de Kandisky y otra de Calder.
Rato de cola para entrar en el museo, rato de cola para comprar la entrada, rato de cola para Kandisky, rato de cola mayor para Calder. Bastante tiempo esperando en el museo, no vamos a mentir. Eso de que hoy fuera fiesta en Francia se notaba.
Por valorar: buena exposición la de Kandisky, con cuadros que debería haber visto en NY pero ya se habían traído, así que hemos completado. En los autores abstractos se agradece mucho ver exposiciones retrospectivas de toda su carrera, para poder ver qué les ha llevado a pintar lo que pintaban en cada momento. Especialmente notable los momentos en que está con la Bauhaus, se nota como cambia todas las formas. Buena exposición, bien presentada. No es que el autor me emocione, pero se le aprecia más gracias a estas cosas.
De Calder... Bueno, lo único que conocía de él eran los móviles, así que no es que fuera santo de mi devoción. Un móvil como los que él hacía no es que tenga mucho mérito... hasta que ves la evolución y como ha llegado hasta allí, otra vez. Geniales algunas de sus esculturas con alambres, especialmente las sombras. Parece una chorrada, pero en la sombra de algunas se puede ver lo magistralmente conseguidos que están algunos rostros. Y si a los rostros sin hilos empiezas a querer dejarles en lo básico, en el movimiento, y justo pasas por el estudio de Mondrian, resulta que aparecen los celebérrimos móviles de Calder. Así explicados mejoran mucho, pardiez. Este hombre ya está en la lista de mis artistas respetados...
El resto del museo, pues de todo. Había parte cerrado, por desgracia, pero bueno, había algunos grandes nombres y algún pintor que no conocía, me ha sorprendido y ya he olvidado el nombre. Me lo merezco.
Paseo al hotel por el Louvre, las Tullerias, La Concorde, Les Invalides... Todos los franceses en el césped como cangrejos, increible. Yo iba con jersey, que podría haberme quitado, si, pero tampoco era necesario. En España con este tiempo no estamos así ni borrachos.
Así que de diez a cinco pululando por Paris. La ventaja del hotel es que tiene bañera, así que un bañito con espuma se agradece a veces, bufffff....
Ahora, a mantenerme despierto, que quiero intentar normalizar ya mi sueño lo máximo posible para mañana. Si podré o no, bueno, ya veremos...
Besos desde la ciudad de las luces!
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