martes, 9 de octubre de 2007

Días buenos, días malos, días como ayer

Hay días en que por la mañana todo encaja, que tienes un horario claro, un plan bueno y tienen buena pinta. Días en los que parece que vas a divertirte y todo va a ser dar un paseo por el país de las golosinas, calle de la piruleta. Y días que se van torciendo poco a poco, pasito a pasito.

Sin entrar en detalles, hubo al menos cinco personas que ayer no creo se fueran a dormir con una sonrisa en la boca. El de la razón más tonta, yo y mi considerable cabreo con Ono y su forma de empeorar aún más el estado de internet en casa y borrarme la configuración del router. Hago yo una chapuza semejante en el trabajo y me echan en cinco minutos.

El caso es que resulta mucho más sencillo de lo que parece que se convierta un día prometedor en un desastre. Ánimo para todos desde aquí y confiemos en que, como siempre, hoy sea mejor y mañana mucho más. Confío más en mañana que en hoy, pero bueno.


Me gustaría escribir más, pero últimamente me cuesta más ir enlazando palabras con sentido. Esperemos que después del puente recuperemos las ganas.

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