Ayer recibí un correo de una amiga de ojos verdes que tenía una gran perla de sabiduría:
"de que sirve acordarse de los malos momentos si puedes acordarte de los buenos y sacar una sonrisa".
Pues, amiga mía, no queda sino darte la razón. Como dice el amable vecino, cada vez estoy más contento de tener los amigos que tengo y de poder descubrir, día a día, que son incluso mejores de lo que yo podía pensar inicialmente. Estar rodeado de grandes personas debería hacer que en algún momento se me pegara algo bueno, digo yo.
Ciertamente esa frase se podía haber aplicado a la visita a Benicassim. Allí empezó mi relación hace una década, allí fue creciendo y madurando año a año y allí había que despedirla y cerrar el círculo. Se que había algunos preocupados por mi enfrentamiento con esa playa. Yo también, para ser honrados. Por eso me fui solo el día de antes, para no tener que escaparme del resto un día a dar un paseo a ver como estaba todo y así, si había daños, tener tiempo de recuperar en parte antes de que llegara el resto.
Me di un paseo nocturno al llegar, bajo la lluvia, y otro la mañana siguiente. Y hubo recuerdos, decenas de recuerdos. Pero son recuerdos buenos, recuerdos de momentos en que fuimos felices juntos, recuerdos de épocas que valió la pena vivir. Se ha acabado, sí. Pero no puedo estar triste por ello, porque estuvo bien, porque fueron diez buenos años. Podrían haber sido mejores, sin duda, pero los disfrutamos. Podrían no haberse acabado, que duda cabe. Pero prefiero sacar la sonrisa a llorar por la pérdida. Prefiero mirar hacia delante que hacia atrás.
El último día, en el último momento, volví a la zona donde nos gustaba bañarnos. Y allí tuve la necesidad de despedirme, de decirle adiós, a unos metros de donde todo había empezado. Y allí, en la arena, garabatee un mensaje para que se lo repitan las olas si alguna vez vuelve por allí. Luego, al llegar donde estaba todo el mundo, noté que el mensaje era incompleto, así que me quedé unos minutillos solo para escribirlo de nuevo, para corregirlo. Pero esta vez escribí dos mensajes: el que cerraba el círculo anterior, y uno para abrir un nuevo camino. Porque, por suerte o por desgracia, lo único que hay ahora es un camino al frente que no tengo ni idea a donde irá. Menos mal que estoy rodeado de gente maravillosa que hace que recorrerlo sea una gran experiencia. Hay que sacar una sonrisa, sip. Porque aunque a veces lo digamos, la vida no es una mierda, sino que, a poco que nos esforcemos y con un poquito de suerte, puede ser cojonuda.
Gracias a todos los que hacen, haceis, que cada día siga valiendo la pena!
Vatos.
PD Amable vecino, el puente que propones tengo vacaciones, no le digo más. Lástima de la comida familiar del jueves que me obligará a llegar más tarde a la Manga. Pero le prometo que, salvo desastre mundial, contará usted con mi presencia. Espero que su futuro se aclare y sea, como poco, la mitad de bueno de lo que merece. Con eso ya viviría rodeado de placeres infinitos y calvos bailando claqué a todas horas.
PPD Ya tengo botas de basket: 24 euros en el corte ingles. Claramente, esguince en el minuto dos. También guantes nuevos de portero, que dejaran claro que fallo por incompetente.
1 comentario:
Señor Maestro.
No sabia nada de lo suyo y supongo que usted nada de lo mio.
Si hay algo grande en esta vida son los colegas y los VATOS LOCOS.
Cuando quiera puede unirse a las locuras de los recien "asolterados"
(hay algun Vato que otro)
Un abrazo y hasta el domingo!!!
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