Pues de brindis en brindis hemos estado por Benicassim. Alegres como conejitos porque finalmente habemus nuevo arquitecto, que ya lo merecía, ya. Él, feliz, su novia feliz y el resto, obviamente, también felices al verles así.
Me fui el jueves para allá en uno de esos buses que ahora están de huelga, y la verdad es que el panorama de cara al viaje daba algo de miedo, porque desde antes de Valencia hasta Castellón estuvo cayendo una tromba de agua considerable. Desde el bus era bonita de ver, desde un coche, supongo que bastante intimidatoria. En Benicassim aún llovía, no mucho, pero lo suficiente como para llegar a casa algo mojado. También hay que tener en cuenta que en vez de ir directamente a casa pasé por la playa, vacía y con el mar muy revuelto, como no la he visto casi nunca. Bonita, a pesar de todo.
El viernes al medio día llegó la primera remesa: el arquitecto, su bella novia y su canción del paraguas ( ambos decidieron en este viaje que en el futuro tendrían un niño negro carbón, calvo cabrón), mr V, ya con resaca del día anterior, y Ch, que por suerte finalmente pudo venir. Hicimos nuestra primera comida pantagruélica, echamos nuestras primeras partidas a juegos frikis, y, mientras mr V recuperaba algo de sueño, jugamos un partido de basket terriblemente absurdo pero grandemente divertido. Mitiquísimo. Luego me fui con las dos damas en busca de una tecera que nos llegaba en bus a Castellón, y dejamos a los hombres dando buena prueba de una botella de Pacharán. Ms CGdR llegó sin problemas serios ( quejas por el calor del bus y una mujer que no conocía lo que era una ducha en años) y volvimos a pasar la que sería la primera noche.
Cenamos de nuevo en cantidades industriales, jugamos al Bang! y bebimos, aunque la verdad es que el único que se podía considerar algo tocado por el alcohol era el arquitecto ( un brindis por el arquitecto!) y algo mr V aunque no demasiado. Nos repartimos las camas y sobre las 3 de la mañana nos fuimos a dormir.
Sobre las 9:30 un amable perro me despertó a ladrido limpio, así que aproveche para despertarme y leerme lo que me quedaba de Retahilas, de Carmen Marín Gaite. Libro que me gustó, aunque CGdR casi me asesina al oirlo. Traumas infantiles con libros de lectura obligada en el colegio. Justo cuando acababa el libro, a las 11:30, llegaba el amable vecino. Con su llamada al telefonillo despertó al resto de la gente, que tardó muy poquito en vestirse para recibirle e irnos juntitos a la playaaaaaa.
Ni una nube en el cielo, apenas nadie en la playa y la mar un poco revuelta. Esas fueron las condiciones de mi primer baño en el mar del año, un 13 de octubre. Y el agua estaba buena, pardiez. Fría al principio, lógico, pero mejor de lo esperable. Una carrerita luego para despejarme junto al amable vecino, duchita y a comer un señor arroz a banda completo ( Igualito al arroz caldero, sí, amable vecino cansino). Como no podía sobrar ni un grano de arroz, el arquitecto se cebó con su plato y el de la mujer que nos ponía under my umbrella cada dos minutos y yo con el de Ch, que hay que reconocer que comió bastante, pero se vio superada por la magnitud del enfrentamiento. Eso es un manjar y lo demás son tonterías.
Un paseito por el puerto, con monedas tiradas a una fuente, para variar, una horchata y media vuelta, a bajar la comida.
El amable vecino, CGdR y un servidor nos fuimos a pasear mientras el resto dormían. Llegamos media hora más tarde de lo acordado, y aún seguían fritos. Que poca decencia. Como el hambre era escaso, empezamos a jugar a los hombres lobo, al Bang! y a beber como cosacos. Especialmente peligrosa la botella de Absenta que el vecino trajo. Eso sí que sabe a rayos.
Como ya la he dicho a ella varias veces, me arrepiento de haber dejado bastante alcoholizada a Ch. Las tres copas de Gin Tonic que le serví como que iban bastante cargadas, y como que la cuarta, en vez de ginebra, tenía absenta. La última vez que hago algo semejante, lo prometo. Se que ella se divirtió, porque iba muy graciosa ( la mujer más graciosa del mundo, según definió alguien) pero yo reconozco que no me sentí del todo bien. El amable vecino también iba fino, con grandes dificultades para encontrar y conservar la vertical, como demuestra la brecha que se hizo al tropezarse a posteriori.
En esas condiciones, en las que sobrio, sobrio estábamos solo CGdR y un servidor, bastante nuestra querida india, nos fuimos a bañar a la playa. Sí, serían las 11 de la noche. Yo me quedé en la orilla, vigilando que no pasara nada, que no paso, por suerte. Monearon un poco, hicimos el chorra y volvimos a cenar como cerdos, seguir bebiendo, dar una vuelta para intentar que los borrachos se despejaran y dormir.
Finalmente llegó el domingo, en que volvimos a la playa, y nos dimos, los dos únicos valientes, el último baño. Luego, lo típico: limpiar, hacer la comida ( para unas 500 personas, claro), recoger y al coche. Volvimos bien y sin atasco, lo que es de agradecer.
De mi encuentro con Benicassim, mejor de lo que yo esperaba. Hay muchos recuerdos, en muchos sitios. Recuerdos de una etapa que acabó, pero que fue buena. Esperemos que el futuro sea mejor, para todos.
"Tu no eres de izquierdas, ni de derechas, tu eres de centro, de centro comercial" ( Frase más o menos transcrita de una canción escuchada en el camino de retorno y que refleja la mayoría de la ideología que queda en este país).
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