domingo, 16 de diciembre de 2007

Noches de bohemia y de ilusión

Por falta de tiempo, o de sueño, no he ido contando las tres últimas noches a su debido tiempo, y como que ya va siendo hora, antes de que caigan en el cajón del olvido.

Empezamos desde el jueves, día en que en la liga del curro paré mi primer penalty de mi vida. Eso es digno de celebrar, así que hubo que ir, como no, al Victoria, para nutrirnos como es menester. Y más que como es menester, nos nutrimos como si no hubiéramos comido nada en todo el año y hubiéramos hecho tres maratones seguidas. Alguien, quien sea, que se encarge de prohibir a JMC que pida, por favor. Siempre que se encarga de pedir él, no sólo sobra comida, sino que además pagamos una pasta. Si llevara apuntado en algún sitio el gasto de cada día, sabría los que ha pedido él sin duda alguna. Como nota curiosa, vino acompañado de su querida y entrañable novia, a la que tanto apreciamos ( nota: peloteo requerido para que deje de odiarme ). Era gracioso cuando mencionábamos el whisky en Nueno o el Sprite, y se le encendían los ojos hasta casi querer asesinarnos. Y ya cuando hablamos de la leche condenada que se volcó sobre su equipaje, mejor ni hablamos. Curioso que en todos sus odios aparezca mi nombr por medio.

El caso es que hubo gente que traicionó antes de la media noche, otros que un poco después. Nos quedamos solo el cazador de facóqueros y un servidor para hacer frente a la fría noche. Y allí estuvimos, hablando de lo divino y de lo humano, del amor y otras desdichas, hasta las cuatro de la mañana, que nos echaron. Para casa para poder dormir algo e ir a trabajar en condiciones.

Resulta que con tres horas de sueño no me caigo redondo en el trabajo, lo cual es bueno saberlo. Por la tarde intenté echarme la siesta, primera intención: tres horas. De ellas, la mitad del tiempo malgastado conectado a internet, y la otra mitad incapaz de dormirme, no se si por la música puesta o porque mi cuerpo es más tonto que nada. Así que a la cena con mis antiguos compañeros de mi primer curro en Tres Cantos. Cena cara, a precio de menú navideño, sin duda. Menos mal que con esta gente me lo paso bien, porque de no ser así esos sablazos me llenarían de odio. Luego bajamos a Alcobendas, a la Gran Manzana. Estuvimos en un irlandés petado donde hubo un strip tease de algo que en tiempos fue mujer y ahora eran diversas operaciones de cirugía mal unidas. Se notaba mucho el ambiente de diversas cenas de trabajo, y bastante golferío en el ambiente. Recuerdo hasta una moza entrando a uno de nuestro grupito, que lo flipó. Divertida noche, es bueno volver a ver a esta gente, que había algunos que no veía hace tiempo. Acabé llegando a casa a las 5:30, y acostándome una hora después, después de escribir el post 300. Cada uno tiene sus obligaciones y sus tonterías.

Tres horas y media después, a despertarme para el fútbol y el basket, con los resultados por todos conocidos. Y entre medias, celebrar el cumpleaños de  JJV, que es mañana, pero quería alcoholizarnos entre un partido y el siguiente. No pudo llevar a cabo su labor. Creo que va a hacernos un feo y no poner el precioso toro que le hemos regalado para el coche, lo cual no es de recibo, porque es elegante, a la par que muy hispánico.

Así que dos partidos y unas cañas después, llegar a casa, con ganas de dormir. Error, otra tarde perdida conectado a internet, vagando sin nada memorable. Ni un minuto de siesta. Menos mal que el plan nocturno fue muy tranquilo, cenando tranquilamente, haciendo coñas, y disfrutando de una agradable velada. Aunque el grupo de pesados del fondo merecían la muerte eterna. Cansinos a más no poder.

En coche me acercaron a casa, a las 3:00 me metí en la camita, y a las 14:00 he amanecido. Ya era hora de recuperar algo de sueño para poder afrontar esta nueva semanita...

No hay comentarios: