"hombres y mujeres que están tan aislados por la nieve y por los desiertos, que sólo los pueden alcanzar las voces por el aire"
Así empezó el que se supone uno de los primeros mensajes navideños institucionales, de Jorge V a la población del Reino Unido en 1932. Lo he descubierto hoy, me ha gustado la plasticidad de la frase. Supongo que se lo escribiría algún escritor con talento, claro está.
Ahora es probable que haya mucha más gente que la que había en aquellos años que se encuentre apartada del mundo. Uno puede encontrarse aislado en mitad de Madrid, rodeado de millones de personas que corren de un lado para otro, pero que no se detienen en mirar al que tienen al lado. Aún menos en estas fechas, donde comprar compulsivamente parece ser lo único que nos rige. Eso, y salir hasta horas intempestivas con los compañeros del trabajo de forma obligada, a ver quien aguanta más, a ver quien dobla antes el espinazo. Cada vez las navidades se parecen más a esos carnavales que nunca hemos disfrutado por la capital. Juerga, consumo y cachondeo. Sin mencionar la fiesta de fin de año, claro, que tiene su gracia con quince años, con dieciseis ( al menos en nuestra época, ahora no debe tener mucho sentido ). Sí, es fácil sentirse aislado en medio de esta marabunta oligofrénica en la que se convierte la ciudad estos días.
Quizás sí sean días en los que haya que buscar voces por el aire, palabras por donde se pueda, gestos que nos devuelvan a lo que entendíamos era el espíritu de la Navidad, que, quitando consideraciones religiosas ( si se puede, que es algo discutible pero que nuestra políticamente correcta sociedad ha conseguido hacer), era simplemente reunirse con la familia, con los amigos, y disfrutar tranquilamente de estas fiestas. Son esos días en los que el invierno tristón se mezcla con la calidez de los seres cercanos, en los que se mezclan esas sensaciones de melancolía con la alegría, de la tristeza por el año que acaba, de la alegría por lo que puede deparar el siguiente. En los que brindamos por aquello que vendrá, mientras nuestra cabeza piensa en aquello que se fue, a veces con una lágrima.
Hoy ya he visto nevar. No ha cuajado, pero el invierno ya está aquí.
Busquemos esas voces por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja. Esas voces que nos saquen de nuestra soledad y nos devuelvan parte de la magia de estas fiestas, que es pasarlas con los seres queridos. Busquemos esas palabras que nos consuelen, aunque hay veces que las palabras solas no llegan.
Disfrutemos de estos días, y preparemos el año que viene, que sí o sí, será lo que nosotros queramos que sea. Que el año que viene sea nuestro regalo de Navidad, lleno de oportunidades, risas y felicidad. Y que en algún punto, como bien dice mi bienamado ECM, podamos reirnos del 2007 y brindar a su salud. Porque sin haber atravesado el agreste 2007 no será posible llegar al vergel que confiemos sea el 2008.
Un brindis por todos vosotros y felices Navidades. Confiemos en poder hacer un muñeco de nieve algún día!
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