domingo, 20 de diciembre de 2009

Faceta séptima: padre y esposo ejemplar

Aún no se como conseguí que tu padre se fijara en mi. Había algo en él que me encantaba, no sabría decirte el qué. El resto de hombres de la redacción parecían rudos, agresivos. Tu padre era débil, pero también parecía honesto, caballeroso. Desde el primer día quise salir con él. Pero hija, mi educación no me permitía proponerle una cita. Tardé casi un año en que él me propusiera un plan fuera de la oficina. Sí, era trabajo, pero iríamos solos. Vi una oportunidad. Me vestí de forma totalmente distinta a como iba a la oficina, con un escote provocador, una falda que me quedaba muy bien ( ahora no entraría en ella, seguro! ). Me maquillé. Cuando me vio, se quedó atolondrado. No supo a donde mirarme. Casi en completo silencio durante el viaje, nos fuimos al pueblo donde teníamos que hacer todo ( sí, en el que nos casamos, al que volvemos todos los veranos ), y mientras el hablaba con quien tuviera que hablar, que ya no lo recuerdo, yo vagaba por las callejuelas sacando fotos y pensando en como tomar la iniciativa al volver. No se me ocurría nada. Quería una excusa, y todas me parecían infantiles y absurdas. Mientras pensaba y pensaba, él apareció de nuevo, me llevó a un restaurante ( sí, sí le conoces, el de arriba ), me invitó a comer y tímido como era, se lanzó a la piscina. Abrí tanto los ojos por la sorpresa que antes de poderle responder él ya se estaba disculpando. Se asustó tanto! Tuve que interrumpirle y decirle que sí quería quedar con él casi a gritos. Los de la mesa de al lado me miraron curiosos. En ese momento, después de muchos meses, le vi sonreir de verdad.

No te daré más detalles, porque eres muestra hija y hay cosas que no debes oir, pero tardamos poco en saber que estábamos hechos el uno para el otro. Nos casamos un año después, dos después nació tu hermano, uno después, tú. Hace once años que lleva esa sonrisa siempre con él...

Hija, recuerda que lo más importante es que nadie te quite nunca esa sonrisa de la cara. Nadie. Nunca.

Y un consejo: no seas como tu padre. A él le pagan por hacer largos reportajes de investigación. A ti, te han mandado una redacción sobre tu padre! Y es para mañana!

1 comentario:

Jorge Alonso dijo...

Muy bueno!

Me ha parecido muy entrañable. Si es que en el fondo, detrás del friki, existe un tio sensiblón...

Me ha gustado la historia y el final es muy bueno!