El agua es violenta por naturaleza, agresiva. No se conforma con quedarse quieta, varada. Busca su camino, fácil y directo, donde reunirse con sus semejantes. Arrasa lo que encuentra, modela el paisaje, crea. Encerrarla, dominarla, es siempre algo temporal.
El aire pausado mueve molinos. Furioso, arranca tejados, derriba árboles, rompe y rasga carreteras. Huracán es su nombre de odio. Es imparable, es la naturaleza, encolerizada, cargando contra todo lo que osa hacerle frente. No hay nada que pueda ponerse delante sin saberse condenado.
El fuego es la fuerza menos visible de la naturaleza, siempre latente, esperando su momento. Dominarlo es delicado, y detenerlo una vez es libre, es arduo, complejo, caro muchas veces en vidas humanas. El fuego no está nunca tranquilo en la naturaleza, es siempre un arranque de cólera y sus consecuencias hasta que todo se apacigua después, entre restos calcinados.
La tierra nos da la seguridad donde pisar, y la incertidumbre de cuando va a temblar, cuando va a convertirse en barro y arrastrarnos, cuando a derrumbar sus montañas. La tierra, cuando ataca, siempre es dolor, porque es en quien más se confía. Es nuestro planeta y nuestra amenaza.
Tierra, fuego, aire, agua... Corazón! Y hala, a llamar al capitán planeta!!!!!
( el que no entienda la frase final, que disfrute de la foto y olvide todo lo demás...)
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