martes, 20 de noviembre de 2007

Por una vez, y sin que sirva de precedente

Ayer decidí que, dado que estaba en un hotel majo, como casi siempre, había que hacer uso de los servicios incluidos en las estrellas que obviamente fueran gratis, porque para pagar ya está mi empresa.

Así que al llegar a mi hotel por la tarde, me puse mi ropa deportiva, esto es, me cambié de pantalón y me puse deportivas, y me subí a la planta 12, al gimnasio del hotel, que vienen a ser dos habitaciones en las que han amontonado aparatos, subido la calefacción y puesto un dispensador de agua. El caso es que cuando llegué estaba vacío, así que pude usar la cinta para correr mientras veía delante mío, a unos 400-500 metros la torre Eiffel. Estuve mi media horita corriendo y sudando como llevaba tiempo sin hacer, posiblemente no sudaba tanto desde... No recuerdo bien, y no voy a poner aquí ninguna salvajada de las que todos estais pensando. Media hora, cinco kilómetros. Teniendo en cuenta que los primeros cinco minutos fui al ritmo más triste del planeta, no estuvo mal, no. Aunque hoy subo con toalla para poder ir quitándome el sudor, que aparte de inundarme la camiseta, se me metía en los ojos y al final casi no podía ni tenerlos abiertos. Qué infierno, madre mía.

Después de esa media hora y de abandonar el gimnasio en el que en el interim habían entrado tres mujeres, dos de ellas japonesas que estoy convencido se reían de mi por alguna extraña razón, me volví a la habitación. Descubrí que mi cargador del móvil funciona sin adaptador en los enchufes franceses, lo que es genial porque se me olvidó traerme dicha pieza. En mi plan de hacer gasto, en la habitación solo podía hacer una cosa: darme un señor baño, con sales relajantes y espuma. Faltaba el champán y una francesa, pero supongo que esos servicios los proporciona el hotel con algún tipo de coste. Así que me conformé con arrugarme como una pasa mientras mis músculos se relajaban.

Al concluir mi pequeña y humilde sesión de spa, cené lo que fuera que me había comprado antes. Hoy compraré algo en la pizzería "Iolanda", que me ha hecho gracia el nombre. Me puse la tele y empecé mi primera lección de árabe, mis primeras 12 letras. La mitad ya les he olvidado, pero bueno, cuento con que para el viernes ya sea capaz de escribir algo, como por ejemplo, socorro.

Y nada más, como algunos habreis visto mi post de ayer tenía el vídeo totalmente roto, así que ya lo he corregido, por no dar vergüenza ajena. Es un temazo entre temazos.

Como dicen hoy en Microsiervos:
"Cada año, el 98% de los átomos de nuestro cuerpo cambian por otros y sin embargo seguimos considerándonos los mismos"

Hay años que no solo cambia el 98% externo!

Un besito pa todos, sobre todo para tres personas que no saben quienes son, pero cuyos nombres me acaban de venir a la mente como extraidos de un gran bombo.

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